miércoles, 14 de agosto de 2013

Las casualidades no existen, si nos conocimos, fue por algo

#love #couple #car #BMW

No era una tarde como otras tantas de aquel seco y caluroso verano. Era una tarde diferente en aquel pueblo en el que veraneábamos ¿Cómo poder definirlo? Había sido el pueblo de mis últimas dieciocho vacaciones, sí, así es, desde sin apenas saber caminar ya pasaba mis vacaciones en el pueblo con la familia. Ahora he crecido, y soy "medio mujercita" como me recuerda mi abuela cada vez que me habla de chicos.

Las hormonas han participado de repente en un circuito circular por todo mi cuerpo a toda velocidad, revolucionando todo a su paso. El corazón me va a mil, y siento que la respiración se me entrecorta. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué no puedo dejar de mirar a ese chico a los ojos? No me había ocurrido esto antes. Es impresionante, guapo, alto, moreno, cachas... MADRE-MÍA! Y con todo el glamour del mundo se baja de su flamante bmw 330 color azul. WOOW!

Mi abuela al oír los bramidos de aquel elegante coche que acaba de parar delante de nuestra casa se asoma al patio. Enseguida deja el barreño de la ropa en la escalera del patio y va abrazar a aquel chico y a sus padres. ¿Qué me he perdido? Estoy un poco desconcertada, pero sigo embobada mirando a aquellos ojos color café que con la luz del sol se vuelven color miel. Dios mío, me estoy volviendo cursi.

Por alguna extraña razón mi cuerpo siente una intensa atracción hacia aquel chico que probablemente tenga mi edad o quizás un año menos. Nunca había creído en el amor a primera vista, excepto ahora que creo que ya estoy más que enamorada. ¿Pero qué digo? Si lo acabo de ver, ni siquiera lo conozco.

Mi cara fue de asombro cuando él junto a sus padres bajaron par de maletas del portabultos y las metieron en casa de mi abuela. Yo y mi cara de asombro nos quedamos fuera intentando procesar lo que estaba pasando. Hasta que este chico guapísimo sale de casa mi abuela y se presenta.

- Hola, piva. - Me dijo picándome un ojo y con cara de pícaro.
- Hola. - Le contesté yo con cara de atontada y más roja que un tomate pero intentando hacerme la interesante.
- ¿Te apetecería subir y dar una vuelta conmigo?
¿Me está diciendo que sabe conducir, que me va a llevar a dar una vuelta en su flamante coche, a mí?
- Vale.- Le dije.

Dimos una vuelta por el pueblo en su coche. Conducía como si se conociera las calles del pueblo de toda la vida. Una vez llegados por detrás de la iglesia paró su coche. La tarde era perfecta, estaba con un chico guapísimo, en su coche espectacular, viendo la puesta de sol detrás de la iglesia del pueblo. Y ahí, en ese mismo momento algo se activó. Fue ahí cuando empezó todo. Su mano rozó mi rodilla y sus yemas de los dedos empezaron a hacer círculos sobre mi rodilla, subiendo y bajando por mi pierna. Estaba más que nerviosa, pero también tenía ganas a tocarle. Acaricié suavemente su mejilla e instantáneamente sus labios chocaron contra los míos en un apasionado beso que parecía que se nos fuera la vida en él.

Sé que lo nuestro fue rápido y algo más que mágico. Pero para nosotros nos bastó con esa historia, corta, especial y llena de sentimientos para estar juntos. Un historia que convirtió a dos personas totalmente individuales, distintas una de la otra, en una sola cosa, el NOSOTROS. Un nosotros que ha trascurrido este largo camino, en esta senda en la que hemos encontrado más piedras que terreno llano pero que seguimos ahí pase lo que pase. Porque nos amamos, y porque aún somos esos pivitos del pueblo que se siguen picando los ojos, jugando con los dedos en nuestros cuerpos, y acariciándose las mejillas hasta llegar a besarse...

[ 22  ] Te amooo

No hay comentarios:

Publicar un comentario